Escrito por: Pacheta | | diciembre 15, 2012 |

El hombre es el único ser que se resiste a identificarse con lo que dice o con lo que hace. Se registre a ser objetivado. En nuestro discurso pronunciamos nuestra subjetividad y con ello hacemos posible la pluralidad, que garantiza la significación. Como seres políticos nos presentamos a la sociedad. La política es la resistencia del ser a ser objetivado. Aún así, es imposible que la subjetividad prescinda de la objetividad.
El ser siempre se resiste a ser identificado. Siempre "comenzamos" de nuevo. La comprensión nunca termina con la condición aporética (Aporía=el modo en que la realidad aparece como acaba pero que en realidad nunca está acabada. Es un autoengaño. El el principio de contradicción, el lenguaje que presupone una simetría: ¿Nacemos libres pero tenemos que subordinarnos?=> La subordinación es la dominación voluntaria. Hasta que no muramos, siempre irrumpiremos con nuestra subjetividad. La voluntad es libre.

 Nuestros actos no pronuncian el todo de nuestra significación. El lenguaje va antes que el pensamiento. Entre pensar (analítico) y hablar (discursivo) no hay una inmediatez. Nuestro discurso no se agota cuando intentamos decir lo que pensamos. Esto no quier decir que nos dejemos cosas en el tintero, sino que simplemente es imposible decir todo lo que pensamos porque el pensamiento es analítico y el habla es discursivo. No puede haber una inmediatez entre ambos términos. El pensamiento es una deliberación interna mientras que el lenguaje es un diálogo externo.
El pensamiento se enfrenta con la aporía. El lenguaje desactiva lo que el dilema puede llevar de aporía pero nunca lo hace desaparecer.

La ley de la vida o del conocimiento parte del miedo y por lo tanto siempre buscará principios de cautela. La representación de la realidad es el ser en tanto que es (lenguaje) en un presente inmediato (aquí y ahora). Solamente es cuando es. La realidad es irreductible, los hechos son irreductibles pero nosotros tenemos que interpretarlos siempre. La significación de cada uno de nosotros no será posible hasta que nos muramos; mientras vivamos, la significación no se acaba nunca, puesto que si eso es así, entonces es un "caso cerrado" y no tiene sentido el hecho de que estemos en el mundo.
No nos podemos identificar con nada, únicamente nos definimos hablando, con el discurso que presentamos a los demás.