Escrito por: Pacheta | | noviembre 10, 2011 |


Poder/Influencia analíticamente se pueden separar.
El poder utiliza la coacción y por lo tanto el que recibe o el que está al otro lado de la situación de poder (que no tiene) siente que no es libre. Es decir, la relación de poder es una relación de obligatoriedad.
La relación de poder emana fundamentalmente de las instituciones pero también pueden emanar de las personas y una situación de poder cambia con el tiempo, no son relaciones eternas. Es una relación dinámica.
Por lo tanto, el sujeto B de la relación de poder no tiene más remedio que acatar lo que diga el sujeto activo de la relación. La coacción reviste distintas armas: violentas, no violentas, legales, no legales... en las sociedades democráticas, normalmente el arma es la ley o las distintas formas de obligación de actuar. Si tú no obedeces (no acatas) sabes que tienes una sanción, por eso mismo, bajo la forma que sea ésta es una relación en principio no libre. Ahora bien, en las sociedades democráticas, la ley o la norma en sentido amplio emana de un poder elegido.
La relación de influencia utiliza como instrumento la persuasión, la seducción... Es decir, llevar a tu propio terreno al otro. Quien tiene influencia le comunica al otro, al influido, la razón de las motivaciones de por qué tiene que hacer A, B o C de una manera implícita o explícita.
La persuasión tiene como finalidad convencer. Desde el punto de vista del otro (influido) es una relación libre. Se siente libre de seguir o no seguir lo que diga el influyente. En una relación de influencia también se pueden utilizar amenazas veladas. Cualquiera puede influir en una situación, pero fundamentalmente en nuestras sociedad influyen los medios de comunicación, los grupos de presión (dentro de éstos están los sindicatos, las asociaciones empresariales, iglesias, líderes religiosos, Estados, Regiones, Movimiento sociales...) o los líderes políticos. La influencia no es tan clara como el poder. Rastrearla es difícil. Las vemos por los resultados.
Por último, hay un tercer tipo de relación de autoritas. Implica que el auctor consigue una aceptación total en función de un ser o de un comportarse ejemplarmente en los distintos campos incluido el de la política. El sujeto B de la relación, es decir, la persona que está en el lado pasivo de la relación, sigue al autor de una manera voluntaria. La relación es totalmente libre.
Otra división que se puede hacer del poder es del poder fuerte y el débil (parecido a la influencia).
El poder inteligente es saber cuándo hay que utilizar el poder fuerte o duro (capacidad militar, sanción económica, represión policial...) y cuando hay que utilizar el blando.
El poder blando sería esa capacidad de atracción utilizando la cultura, la educación, la cocina (determinada dieta), preservación de la naturaleza (muy de moda). Es la capacidad de vender, un País, una Comunidad Autónoma...
Considerar la política desde el punto de vista del tópico (estereotipo) del juicio y del prejuicio.
Negocio, corrupción, dinero, reputación... es manipulación social. La política es electoralismo en las democracias...
Max Webber clasificó a los que viven de la política y los que vivan para la política. "Prefiero a un ministro que sea millonario a un político que viva de la política"
El primero es el político profesional, se trata de una persona que muy probablemente empezó militando muy joven en un partido político que desarrolló desde la base y que por suerte y por razones de lealtad consigue llegar a ser diputado, senador, concejal... Consigue trabajar dentro del partido y para él (empresa) o consigue que el partido lo siga presentando en el parlamento, ayuntamiento... de tal manera que, si la vida de esa persona depende únicamente de que el partido le de trabajo, fuera de la esfera del partido se queda en la calle. Todo lo ha aprendido en la práctica.
El segundo es alguien que llega de una empresa privada o tiene otra profesión.
Transparencia internacional.
La imagen de la política. Se define como un arte. Maquiavelo: "arte de lo posible". Contrario a ciencia. Elimina del campo de la política lo posible, lo que hoy diríamos opciones cerradas. Concebir la política como realista (no idealismo). Hablar de realismo político es hablar de tácticas, estrategias... El arte del gobierno de lo posible implica enfrentarlo a una ciencia. Entre el arte, la magia y las matemáticas o la física hay todo un campo de posibilidades de un conocimiento más especializado (riguroso) normalmente basado en los datos que consiste en hacer 4 cosas fundamentalmente:
1º Intentar delimitar conceptos. Nos permite hablar con mucho más rigor.
2º Construir tipologías y clasificaciones utilizando varios criterios. Una basada en tipos ideales (abstracciones)
3º Buscar generalizaciones buscando similitudes y diferencias entre fenómenos que se puedan comparar.
4º Establecer teorías que nos sirvan para analizar.
Por lo tanto, el conocimiento del que podemos hablar sobre la política no está basado en certidumbres totales si no en construcciones humanas más o menos válidas según los paradigamas (horizonte teórico, modelo...) que utilicemos. Es un conocimiento especializado pero no tiene el grado de certidumbre que las ciencias duras.