Escrito por: Pacheta | | noviembre 23, 2012 |

No operamos con esa distinción que tiene el logos de revelar el sentido. 
Gusto por el secreto. No decirlo todo sino sugerir a fin de permitir que la imaginación del otro curse.
El hombre dice más por lo que calla que por lo que dice. Reconoce la distancia que hay entre lo que pensamos y lo decimos.
Nosotros no podemos manipular la intención ni el sentido, no podemos manipular el ser
Esa brecha es lo que yo quiero decir y lo que digo.
La ciencia no oculta nada.
El lenguaje como medio tiene su propia autonomía.

Del mito no puede salir el logos.

El pensamiento va antes que el lenguaje.
Hay que establece una distancia entre lo que quiero decir y el modo en lo que digo. Como esto ocurre hay una posibilidad de que mis intenciones no se cumplan.
Si no existiera aporía (que no es un atributo del lenguaje, sino un estado del alma. Intención y sentido son diferentes), si la realidad no nos sorprendiera.

La comprensión humana no puede explicarlo todo. Hay un límite y una brecha entre pensamiento y lenguaje. 
Para nosotros todo tiene que ser explicado. Las palabras tienen que ser explicadas. 
La univocidad es el régimen del ser. La univocidad no es algo dado de lo que yo pueda partir. 
En nuestro mundo gobierna el logos como algo jurídico. La acción no tiene consecuencias, puede ser impotente mi intención (no está en su naturaleza) puede ser mentiroso el poder pero no está en su esencia. Las intenciones son impotentes y el poder es mentiroso.

Astucia: Ocultar que se oculta algo. El lenguaje ha conseguido alzarse. 
La argumentación es círculo y ligadura. 

Los griegos no conocen el lenguaje jurídico. 

No distinguían razón e intelecto. No podían concibir lenguaje sin pensamiento.

Cómo es útil la riqueza y el poder como árbitro.

La derrota y la victoria no es apelable.

Necesidad de elegir entre tú y yo.

Ritualizar la guerra. La mejor guerra es la que no existe.  La lógica de la razón como astutas y como posibilidades de que curse la violencia como ritual = la mentira. Corre sangre porque corre tinta. Es la mentira la que no puede cursar como relación. 
La fuerza física dura cuando hay enfrentamiento físico. Y el enfrentamiento físico decide el vencedor y el vencido.
La verdad de las mentiras.
Habla para no pegarse. La violencia es lo que es necesario que vaya antes para que funcione la alternancia del poder.
Hay que resolver el problema del hecho jurídico.
Partimos del hecho de que el interés común en la propia causa. Interés común, alternancia de derrota y victoria. Derrota y victoria se convierte en que pierden los dos y ganan los dos. Toda alternancia en el poder descansa en el hecho de que uno gana, pierden todos. Si yo me cargo la apariencia me he cargado la realidad. A la realidad accedemos existiendo. 
La alternancia no es alteridad.

Tan único como yo = pluralidad humana. No somos todos iguales, somos todos diferentes.
Funciona la competencia como lenguaje.
La trampa forma parte del juego, sino no hay juego.